¿Qué es la anemia?

La anemia es una afección común y debilitante, especialmente entre mujeres, que no conviene ignorar, ya que puede indicarnos la existencia de una enfermedad más grave de fondo; además, claro está, del impacto que puede tener en la calidad de vida de la persona que la padece.

¿Qué es la anemia? ¿Cuáles son sus causas?

La anemia consiste en la falta de glóbulos rojos o de determinadas sustancias necesarias para que estos puedan transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo.

Concretamente, los principales tipos de anemia son la ferropénica, cuando el déficit es de hierro, el tipo más común con diferencia, la aplásica si el cuerpo no está produciendo la cantidad necesaria de células sanguíneas la de células falciformes una anemia hereditaria en la que no hay suficientes glóbulos rojos sanos y, en cambio, hay algunos glóbulos rojos con forma de hoz que pueden ralentizar el flujo sanguíneo, la anemia por deficiencia de vitaminas, y la talasemia una forma hereditaria en la que falta hemoglobina.

Las causas de la anemia son muy variadas y dependen del tipo en concreto. Por ejemplo, la anemia ferropénica frecuentemente viene provocada por el embarazo, la menstruación abundante, las úlceras, el uso regular de algunos medicamentos, ciertos tipos de cáncer, el consumo excesivo de té o una dieta excesivamente pobre en hierro. De la misma manera, otros tipos de anemia pueden ser hereditarios o una consecuencia de enfermedades autoinmunes o de otro tipo, cánceres especialmente de médula ósea, mala absorción de la vitamina b-12 o exposición a sustancias químicas tóxicas.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la anemia pueden variar en función de cuál sea su causa, e incluso es posible que no se experimente síntoma alguno. Por ello, de hecho, es común que la detección se de en pruebas destinadas a confirmar o descartar la presencia de otra enfermedad.
Sea como sea, cuando sí que se presentan síntomas estos pueden incluir fatiga, debilidad, palidez, taquicardias ritmo cardíaco irregular, dificultad para respirar, mareos, aturdimiento, dolor en el pecho, manos y pies fríos y dolores de cabeza. Comúnmente, la intensidad de los síntomas es paralela a la gravedad de la anemia.

¿Cuál es su tratamiento?

Al igual que ocurre con los síntomas, el tratamiento de la anemia va a depender de cuál sea la causa de fondo. En el caso de la anemia ferropénica, por lo general va a implicar la toma de suplementos de hierro y cambios en la dieta. Una excepción es si se debe a un sangrado distinto de la menstruación, en cuyo caso podría requerir cirugía.
De manera similar, en la anemia por deficiencia de vitaminas el enfoque normalmente pasa por la administración de suplementos dietéticos y por un ajuste nutricional; si se debe a una mala absorción de la vitamina B-12 y no a la carencia de esta en la alimentación, es posible que se necesitan inyecciones de la misma.

Por su parte, las anemias hereditarias frecuentemente se tratan mediante la realización de transfusiones periódicas de sangre; las hemolíticas o autoinmunes, tratando las posibles infecciones, retirando medicamentos sospechosos e inhibidores del sistema inmune y las debidas a enfermedades de la médula ósea mediante quimioterapia, medicamentos específicos o trasplantes de médula ósea.